Dicen que 2021 está siendo uno de los años en los que más gente está dejando sus empleos. La fatiga por la pandemia y el auge del teletrabajo hace que cada vez más gente valore contar con cierta flexibilidad antes incluso que tener un sueldo mayor. Pero a veces no sabemos que cuando dejamos un trabajo es a veces para acabar volviendo a él.
Aunque puede no ser lo más habitual, volver a solicitar un puesto de trabajo del que nosotros nos hemos ido no es algo tan extraordinario. Eso es lo primero que debemos pensar. Nunca seremos tampoco los primeros en hacer esta especie de ‘boomerang’ laboral.
Aaron Klotz, profesor asociado de gestión en la Universidad de Texas A&M, comentaba a Bloomberg en mayo que «vamos a ver muchos empleados ‘boomerang’, que dentro de un año echan de menos su trabajo y deciden que su novela no va tan bien como esperaban».
No es raro dejar un empleo y luego echarlo de menos
Hay muchas razones por las que alguien puede querer volver a su antiguo trabajo, como un intento de trabajar como autónomo que salió mal.
El agotamiento es uno de los factores que contribuyen a la decisión de algunos trabajadores de dejarlo, pero puede que se den cuenta de que están deseando volver una vez que hayan tenido tiempo para descansar y recuperarse.
Quizá lo dejamos por una nueva oportunidad que luego no resultó ser la mejor. Es imposible saber con exactitud lo que estamos firmando, y la realidad de un nuevo puesto puede hacer que el anterior parezca de ensueño en comparación.
Sea cual sea la causa, puede resultar humillante ir a ver a tu antiguo jefe y admitir que te has equivocado de decisión y que te gustaría volver después de un tiempo. Pero tampoco exageremos.
Reconocer los errores comunes
Plantear las cosas como son y que hemos cometido un error yéndonos puede ser un gran punto de partida. Pero, eso sí, dejando claro también qué nos hizo irnos. Quizá fuera un salario bajo, poca conciliación… Recuperar estas cosas en las primeras conversaciones con los responsables de un antiguo empleo puede ser lo más franco.
Empieza escribiendo a tu jefe o superior directo con el que tenías más contacto y tira de ese hilo lo que puedas. Quizá ya han encontrado un reemplazo, pero quizá también puede que te estén echando en falta en gran medida.
Desde luego, la moraleja clara es que no solicitar una vuelta a un antiguo empleo es lo mismo que no hacerlo a uno nuevo. Nada cambiará si no damos nosotros el mismo paso.